Mi granito de arena - Helena Rubio

Casi nadie muere por no ver. Así empieza mi crónica personal...

La visión nunca es prioritaria ni en las políticas sanitarias de los gobiernos, ni en los programas de cooperación para el desarrollo. En los gobiernos con mayores dificultades económicas, el desarrollo de su política sanitaria está enfocado en todos aquellos aspectos de la salud que revisten mayor gravedad y la falta de visión, en su extremo más grave, “sólo” llega a producir ceguera, pero raramente es una causa mortal.

Por eso, los proyectos de emergencia que se llevan a cabo en los Países del Sur principalmente están relacionados con el hambre, enfermedades infecciosas o cualquier condición que impida vivir. ¡Pero la Visión es imprescindible para el desarrollo integral de los pueblos!

Cuando haces un proyecto de emergencia, sabes que se trata de una acción puntual en la que no se ataca la raíz del problema, la pobreza, que lleva de forma intrínseca problemas de higiene y malnutrición, pero esa acción puntual tiene un efecto positivo inmediato. Y STOP CEGUERA ha contribuido, un año más, a que parte de la población ciega de Bobo (Burkina) recobrara la visión y, por tanto, pudiera introducirse en la actividad económica y social de su país.

Personalmente, ¡África me ha cautivado! Esta expedición ha sido muy enriquecedora y gratificante. La vida tiene la grandeza de brindarte la oportunidad de vivir estas experiencias, y cuánto nos perdemos si no sabemos verla.

En nuestro día a día estamos envueltos de materialismo, de relaciones superficiales, de egoísmo, de carencia de altruismo, de banalidades y de compromisos que no queremos abordar. Y son precisamente estas experiencias las que te enseñan y ayudan a valorar aún más todo lo que tienes a tu alrededor, a cuidar a la gente que quieres y a darle importancia a las cosas que realmente la tienen. Y si a este compendio de sentimientos se le une que he vivido y compartido esta experiencia con un equipo humano que ha contribuido a que todo esto lo viviera mucho más intensamente, es cuando mi enriquecimiento personal se eleva a la enésima potencia.

De este viaje me quedo con miles de recuerdos que quedarán esculpidos en mi mente para siempre, y sentimientos y sensaciones indescriptibles que no encuentro las palabras para transmitirlo tal y como lo viví. Recuerdo las caras de los pacientes antes de entrar al quirófano, entregados a la causa; te miraban sin saber qué decir ni qué hacer. Te daban las gracias en su dialecto pero con su mirada ya se hacían entender. La operación de Yacouba fue uno de los momentos más conmovedores y, ahora que estamos empezando a ver el resultado de esa cirugía, QUE VE cuenta dedos a 2m, te reconfirma por qué merece la pena seguir haciendo estos proyectos.

Otro momento fue el niño de 6 días ciego que lo trajeron para ver si podíamos curarle... En fin... Y el momento “orfanatos” fue ¡¡¡tan lindo!!! Pero también hubo algo que me hizo mucho reflexionar: la fuerte unión que existe entre las personas. Los Países del Norte tenemos muchas cosas que enseñarles, principalmente porque no tienen recursos económicos para hacer crecer a su país, pero ellos nos podrían dar muchas lecciones sobre valores humanos.

Y entre todas esas situaciones, en las que de vez en cuando me salía de quirófano para limpiarme las lágrimas, hubo muchos momentos de risas que aliviaban el corazón. Y, por supuesto, me quedo con el recuerdo de cada uno de mis compañeros de viaje. ¡Ha sido un verdadero placer!

          A pesar del esfuerzo que haces como cooperante, terminas el proyecto y te vienes con la sensación de que el impacto de la acción ha sido ínfimo para todo el trabajo que queda y, además, el país seguirá con la misma problemática estructural que cuando viniste. Como dijo José Ramón cuando estábamos de vuelta, “Te vienes con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo, pero con la angustia de ver todo lo que queda por hacer.” Pero cuando eres partícipe de una historia tan bonita como la de Yacouba, te hace seguir creyendo en la cooperación.

Espero que todos y cada uno de nosotros sigamos construyendo juntos el proyecto del año que viene.

José Ramón, Margarita, habéis sido los mejores líderes que podíamos tener.